Nuestra Historia
Talagante, localidad de la Región Metropolitana, fue un importante centro proveedor de loza utilitaria desde el periodo colonial. La producción de esta primera alfarería de formas sencillas y sin mayor ornamentación fue disminuyendo de manera sostenida con el tiempo para dar paso a un nuevo tipo de cerámica escultórica de gran belleza.
Sus realizadoras han dado a esta artesanía un estilo propio que perdura hasta la actualidad y que se expresa a través de la representación de escenas costumbristas, religiosas y cotidianas, de formas ingenuas y de brillantes colores.
La Cerámica de Talagante ha sido la expresión artística que se remonta desde el siglo XIX, nació en el convento de las Monjas Claras, que se ha transmitido durante seis generaciones.
Son caracteristicas de esta cerámica policromada las figuras de tamaño pequeño (20 centimetros) de carácter costumbrista y religioso. En ella se ha mantenido por años los mismos procedimientos de fabricación. La única variante que se ha presentado con el tiempo ha sido la pintura que en ella se utiliza, que antiguamente era fabricada por las mismas artesanas y que hoy es de tipo industrial. Como materias se usan la greda y la arena. Como herramientas las manos.
Las piezas producidas son obras de carácter escultórico, que reproducen tipos y costumbres populares de tamaño pequeño y de colores muy vivos. Ejemplo tipicos personajes como el cuasimodo, la fonda y la lavandera.
Las caracteristica primordial de narratividad de la cerámica de Talagante, proviene también la sencillez elemental de sus piezas, lo que permite una generalización de las características más sobresalientes de los tipos interpretados, condensando un conocimiento de lo chileno no por el tema y su interpretación, sino por su esencia misma, lo que demuestra el agudo sentido de observación de las loceras.
Teresa Olmedo Díaz y Marisol Olmedo Diaz actualmente continúan con este legado familiar, heredado de las hermanas María Luisa y Olga Díaz Jorquera.